ASÍ INICIÓ EL '10' DEL BARÇA SU TRATAMIENTO PARA CRECER.
Un médico argentino ayudó a 'La Pulga' Messi a acabar siendo el 'gigante' del fútbol mundial que es en la actualidad.
"Quedate tranquilo, un día vas a ser más alto que Maradona, no sé si mejor pero sí más alto", prometió el endocrinólogo argentino Diego Schwarzstein a un pequeño y anónimo Leo Messi cuando en 1998 le diagnosticó una enfermedad que ponía en riesgo su sueño de ser futbolista de primera.
Aquel paciente al que detectó "un déficit parcial de hormona del crecimiento" era chiquito, reservado y prometía con el balón, afirma Schwarzstein sobre el niño que recibió a los 9 años midiendo 1,27 metros, y que hoy ostenta 1,69 de altura, con 26 años.
"Hoy mide dos centímetros más que Maradona, y además ¡es mejor!", confirmó el médico a AFP en su consultorio de Rosario, la tercera ciudad de Argentina, donde nació la leyenda de Leo Messi.
El médico cuenta que sólo era posible romper el hielo con Messi preguntándole algo sobre su deporte favorito. "Tenía muy claro que quería jugar al fútbol. Su pregunta era si iba a crecer como para jugar al fútbol".
"Y allí era que yo le decía, 'quedate tranquilo, un día vas a ser más alto que Maradona'", reveló el médico rosarino que se especializó en endocrinología en Barcelona, pero volvió a su país cuando su paciente más famoso apenas jugaba con pelotas de cuna.
Schwarsztein recordó que hace cinco años le dijo: "'¿Y viste que sos más alto que Maradona?' se rió, pero cuando le dije que además era mejor, me paró y me dijo: 'No, no, el Diego es el Diego'", cuenta que le corrigió Messi sobre quien era en aquel momento su entrenador en la selección argentina.
'La Pulga' era el sobrenombre de Messi en la escuela y también en las infantiles de Newell's, uno de los dos clubs más populares de Rosario, y también el equipo del doctor Schwarzstein.
En 1997 "yo veía a algunos chicos con probable conflicto endocrinológico y cuando el cuerpo médico de Newell's los detectaba me los derivaba a mi consultorio", dijo Schwarzstein, de 50 años, amigo personal del Tata Martino, entrenador del Barça.
"Desde Newell's me dijeron: 'Te vamos a mandar a un chico que es el mejor que tenemos en todas las inferiores -entre unos 1.000 chicos-, pero es muy bajito'", le advirtieron.
"Llegó Messi con 9 años a mi consulta y después de varios meses de análisis engorrosos se detectó que había un déficit de hormonas del crecimiento", diagnosticó Schwarzstein.
Según el doctor, este es un "conflicto endocrinológico relativamente frecuente dentro de lo que son las enfermedades infantiles no tradicionales, que afecta aproximadamente a uno de cada 20.000 nacimientos".
"Un chico con este problema crece menos de lo que corresponde, es imposible saber cuánto hubiera medido si no se trataba. Lo que se sabe es que no iba a alcanzar la talla que debería tener por su genética", aclaró.
El tratamiento consiste en reponer la hormona del crecimiento en la cantidad exacta que falta durante la etapa del crecimiento que termina a los 16 años.
"Cuando los chicos no crecen les interesa ser altos por estética, por las minas (las mujeres) y él, Messi, quería hacerlo por el fútbol", aseguró el médico.
"Él no se sentía mal, él veía que de alguna manera la talla baja significaba una potencial limitación y él la quería superar, él quería jugar en Primera".
El médico asegura que estas inyecciones no tienen efectos secundarios "y absolutamente ninguna relación con las lesiones que sufrió el jugador".
La cura a la enfermedad de Messi costaba 1.300 dólares al mes por inyecciones que el niño debía ponerse a diario en su brazo o en su pierna. Y así lo hizo durante tres años en Argentina, y luego al emigrar a Barcelona.
El costo significaba una fortuna para un obrero metalúrgico como era entonces su padre, Jorge Messi, y era una angustia para su madre, Celia, pero lo cubría el seguro del trabajo paterno.
"Vino la crisis del año 2001, una de las tantas debacles sufridas en Argentina, y con ella se rompió el sistema de red social. El padre de Leo tuvo problemas laborales y su tratamiento, como el de tantos otros pacientes, perdió la cobertura", explicó el médico al reafirmar que hizo cerca de un 70% del tratamiento que luego completó gracias al Barça.
"Por ese tiempo Leo tenía la incertidumbre, la angustia que suponía la posibilidad de tener que interrumpir el tratamiento", dijo Schwarzstein, al apuntar que la suspensión de las inyecciones de estas hormonas pone en peligro la efectividad.
Entre una fundación y la donación de un laboratorio lograron continuar el tratamiento unos pocos meses más.
Dicen en Rosario que Newell's abandonó a Messi, luego el niño prodigio del fútbol probó suerte con River, muy brevemente hasta que su padre se lo llevó a Barcelona con la idea de emigrar como otros tantos miles de argentinos que ese año escapaban de una feroz crisis social y económica.
"Luego lo que pasó en Barcelona no lo sé bien, pero Messi continuó el tratamiento y el resto, es la mejor historia del mejor futbolista argentino en el mundo", concluyó el médico.